REVISTA VIRTUAL DE ARTE Y CULTURA

Casa suelta somos todos; todos los que creemos en una búsqueda universal, en la diversidad de caminos, en la posibilidad de transformarnos a cada instante.
Este es un espacio donde convergen las opiniones, las voces, la imagen, la ficción, la palabra, la vida que fluye en interminables laberintos a explorar. Una mirada hacia nosotros, hacia el mundo que nos circunda, para regresar luego al mandala de nuestra esencia.
Somos todos una casa suelta... puede entrar, la puerta está abierta... la ventana también.

La casa anda suelta. Recorre paisajes urbanos, humanos, silvestres, campestres. Se escapa como perro sin correa y se pasea sola. Es una loca linda. Es un hogar abierto.
"Cuidadito que se pierde". Se esconde detrás de un farolito o de un arbolito y dice: "acá `ta". Entonces hay que escucharla porque trae historias para todos los gustos.

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miércoles, 5 de diciembre de 2007

¿Qué te pareció la peli?


“La educación de las hadas”

Dirección: José Luis Cuerda.
Países: España, Francia, Portugal y Argentina.
Año: 2006.
Género: Drama.
Interpretación: Ricardo Darín (Nicolás), Irène Jacob (Ingrid), Bebe (Sezar), Glòria Roig (Luisa), Víctor Valdivia (Raúl).
Guión: José Luis Cuerda; basado en la novela "La educación de un hada" de Didier van Cauwelaert.
Producción: Gerardo Herrero, Mariela Besuievsky y Sarah Halioua.
Música: Lucio Godoy.
Fotografía: Hans Burmann.
Montaje: Nacho Ruiz Capillas.
Dirección artística: Josep Rosell.
Vestuario: Sonia Grande.
Estreno en España: 23 Junio 2006.

Una de las primeras proyecciones de esta película fue en el 22º Festival Internacional de Cine de Mar del Plata en el mes de marzo del año 2007. Para sacar la entrada en la cola de las diferentes salas ya te preanunciaban con voz de queja que se habían agotado las localidades. Y efectivamente, al llegar a la ventanilla, un improvisado cartelito con letras de fibrón colorado colocaba a “La educación de la hadas” en una lista negra para el cinéfilo formado en el tiempo inconmensurable de la fila.

En el dossier de sinapsis de la revista del festival dice que:
“Nicolás encuentra a la mujer de su vida y al hijo que nunca tuvo, de golpe, una mañana que lo llevaba de Alicante a Barcelona. La historia de amor entre los tres será perfecta hasta que repentinamente ella decida que todo ha terminado”.

Meses más tarde, en la tranquilidad del hogar, la película ha llegado a nuestras manos para ser saboreada y compartida.
No diré de qué carece porque los hombres somos propensos a subrayar los errores con énfasis –y con el mismo fibrón colorado del cartelito de la ventanilla-. Sí mencionaré que es un pequeño homenaje a la imaginación de los cuentos de niños, que impregnan y moldean los discursos cotidianos de la vida, para que la realidad se les haga a los infantes menos pesada y menos dura. Por suerte el “cuentacuentero” adulto termina siendo engullido por esa realidad que creó.
¿Cuánta verdad hay en que la mujer amada es un hada o el hombre amado un príncipe? ¿Y cuánta en que recuperar la fantasía o el amor es lo mismo?

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