REVISTA VIRTUAL DE ARTE Y CULTURA

Casa suelta somos todos; todos los que creemos en una búsqueda universal, en la diversidad de caminos, en la posibilidad de transformarnos a cada instante.
Este es un espacio donde convergen las opiniones, las voces, la imagen, la ficción, la palabra, la vida que fluye en interminables laberintos a explorar. Una mirada hacia nosotros, hacia el mundo que nos circunda, para regresar luego al mandala de nuestra esencia.
Somos todos una casa suelta... puede entrar, la puerta está abierta... la ventana también.

La casa anda suelta. Recorre paisajes urbanos, humanos, silvestres, campestres. Se escapa como perro sin correa y se pasea sola. Es una loca linda. Es un hogar abierto.
"Cuidadito que se pierde". Se esconde detrás de un farolito o de un arbolito y dice: "acá `ta". Entonces hay que escucharla porque trae historias para todos los gustos.

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martes, 4 de diciembre de 2007

"La educación de las Hadas", comentario afortunado...

Los cuentos de hadas son parte de la literatura infantil en todas sus formas y variedades. Mujeres aladas, con orejas grandes y cuerpos delicados, sílfides de mágicos poderes e innumerables habilidades; madrinas benévolas que otorgan a los infantes, los deseos más preciados, y a los adultos, los medios para alcanzar el deseo de los anteriores. Son artífices de sueños imposibles y rescates utópicos, propulsoras del amor a pesar de las grandes diferencias, capaces de transformar el mundo en un conjunto de estrellas agazapadas, listas para cumplir y cumplir y cumplir...
Si quieren ver un film con hadas, niños y adultos, no es ésta la ocasión, porque “La educación de las Hadas”, nos muestra otra historia. Un niño que cuestiona lo que adultos cuestionan, un hada que trabaja en un supermercado y cuya vida ha sido estar mezclada con la delincuencia, un matrimonio en la búsqueda de la felicidad y una enfermedad que los atraviesa de manera subterránea a lo largo de la película. Las hadas tienen cicatrices en la cara, son flacuchentas para que no las vean y viven en el bosque. No vuelan más que con los sentimientos y la sensibilidad como esencia de todo ser humano.
Les puede gustar o no, pero la historia nos muestra otro cuento... véanla, pasen y comenten en Casa suelta.

Analía Rodríguez Borrego

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